20 noviembre 2021

Magia en el Prólogo

 







Querido lector,

 

¿Crees en la magia? ¿En el Ratoncito Pérez? ¿En los Reyes Magos? ¿En Harry Potter? ¿En Houdini? Y, no me digas que eso es cosa de niños. Hay mucho adultos que creen en la magia, y otros que la practican todos los meses para llegar a final de mes.

Todos los libros son mágicos. Desde el momento que abres uno, miles de palabras te arrastran hacia mundos desconocidos, con lugares inimaginables, personajes inolvidables y grandes historias que te hacen perder la noción del tiempo. No me digas que eso no es magia. Pero, leer es mucho más. Dicen los expertos que leer una novela aumenta la función cerebral, reduce el estrés, ayuda a prevenir el Alzheimer o la demencia senil, incrementa tu vocabulario y facilita el aprendizaje de idiomas, te hace más empático, más sensible, más atractivo o atractiva, más culto e inteligente, más creativo, con más memoria, te ayuda a escribir y a dormir mejor y, te hace sentir feliz. Mucho mejor que la baba de caracol, donde va a parar. Lástima que no te quite veinte años de encima.

Pues a pesar de todo lo dicho, yo quería que mi libro fuese más mágico si cabe y no se me ocurrió otra cosa que echar mano de uno de los mejores magos o ilusionista o mentalista o todo a la vez, como él suele decir. Se trata, ni más ni menos, que tachannnn… (redoble de tambor) Jorge Luengo, campeón del mundo de magia. Su reputación y su ceja blanca le preceden. Podía estar horas y horas hablando de él y me faltaría tiempo, mejor verle en directo, te lo recomiendo. Solo voy a decir que es una de las cabezas mejor amueblada del panorama actual, tiene hasta sillón de masaje con mando a distancia y además, la usa de forma espectacular, para eso es uno de los mejores mentalistas que existen.

Él, y no otro, ha sido el encargado de redactar el prólogo de mi libro y os juro por el sombrero de Juan Tamariz que ha hecho magia con él, con el prólogo no con el sombrero. Solo con su mente y un abracadabra ha convertido unas cuantas palabras en una poción tan mágica como la de Asterix. Ha conferido notoriedad y prestigio a la novela. Pura magia.

Te invito a que lo leas, merece la pena. No te lo pierdas que ya queda poco.

Hasta la próxima entrada y, no te cortes en los comentarios que, yo tampoco lo hare en mis respuestas. 


Bss. 

 

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17 noviembre 2021

¡Manos arriba! Este es mi retoño.

 





Querido lector,

 

Hoy abro la caja de Pandora para mostrarte dos de los secretos mejor guardados: el día de publicación de mi libro y su portada. 

La fecha de lanzamiento será, con permiso de la autoridad y si el tiempo no lo impide, el próximo día 3 de diciembre, celebración de San Birino, San Mirocles y, San Fiestuqui en mi casa. A partir de ese momento podréis adquirir tantos ejemplares de la novela como deseéis a través de la web de Amazón. Estará a vuestra disposición en formato digital, así como en libro físico con tapa blanda o dura, igual que los turrones. Y te anticipo otro secreto, el  primer día de su publicación el ebook será gratuito.

Por otra parte, al fin podemos ver la cara de mi “opera prima” y como diría un buen amigo: “ha quedado de putín bolín”. Hoy es la puesta de largo y la presentación en sociedad de la cubierta de mi libro. Dicen que “la cara es el espejo del alma”. En este caso, es de dos almas: la del libro y un poco la mía.

Las personas somos profundamente visuales, nuestros ojos dominan y controlan nuestros deseos. A todos, alguna vez se nos han ido los ojos detrás de dos… cada uno que rellene el final con lo que más le guste: ojos, manos, orejas, hombros, piernas, nalgas, tetas, testículos… Por eso, más que nunca, merece la pena diseñar una buena cubierta.

Dicen los ingleses que “nunca juzgues un libro por su cubierta”, sin embargo, según un estudio de Wall Street Journal (estadounidenses tenían que ser), solo hacen falta 8 segundos mirando la portada y 15 segundos leyendo la información de la contraportada, para saber si un libro nos interesa o no. La fórmula magistral de su diseño es más secreta que la de COCA-COLA, pero sus componentes los conoce todo buen profesional, son: los colores, la tipografía, las imágenes y el formato. Mezclar todo bien para que no parezca un poster de helados no es tarea fácil. Yo no me he atrevido y he tenido que echar mano de un profesional.

Elegir un ilustrador que te apasione para que resuma en una sola imagen todo tu libro tiene más miga que una hogaza de pan de pueblo. Calculo, por lo bajo, que he examinado más de 500 portfolios de ilustradores célebres y después de ver miles y miles de imágenes, dibujos, fotografías, pinturas e ilustraciones de todo tipo, algunas de ellas “pa vernos matao”, solo unos pocos diseñadores llegaron a meta en un sprint final muy apretado. El maillot amarillo ha sido para Carlos Matera, MATT para los amigos. Un argentino de cuna y madrileño de adopción que tiene pinceles por dedos y arte por los cuatro costados. No sé como lo ha hecho, pero ha logrado plasmar en un solo diseño todo lo que yo tenía dentro de mi cabeza, sin abrírmela con un martillo y un cortafríos. No es el momento de cansarte con los detalles de la portada, solo espero que te guste tanto como a mí. 

Hoy es un día muy especial para mí y tú, querido lector, eres testigo de primera fila. Eso se merece un brindis con cava virtual. Chinchín. ¡Que aproveche!

 

Hasta la próxima entrada y, no te cortes en los comentarios que, yo tampoco lo hare en mis respuestas. 


Bss. 

 

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El día que perdí la virginidad

  Querido lector   ¡Por fin! Después de mucho tiempo y muchas vicisitudes, el pasado viernes día 14 de octubre de 2.022, dejé de ser virgen....