Querido lector,
¿Cómo
se ha escrito el libro? Es la pregunta con la respuesta más fácil de todas:
“con mucho cuidado”. Bueno, y con un ordenador y un procesador de textos. Pero,
imagino que, lo que de verdad quieres conocer son los pequeños detalles. Pues,
ahí van.
Escribir
humor es un tema muy serio. Dicho esto, he tardado tres largos años en terminar
mi obra. La mitad de ese tiempo, aproximadamente, lo he dedicado a documentarme
y, no, no es hacerme el carnet de identidad o el pasaporte, aunque los haya
tenido que renovar durante esos años. Te podrá parecer mucho tiempo, pero
imagina por un momento que, tienes que contar una historia que transcurre en el
siglo XII d.C., en Tuvalu, un pequeño país de la Polinesia. Más vale, que
estudies su geografía y su historia si no quieres que tu narración se parezca
más a un huevo frito que a un relato. Perdón huevo frito, soy fan tuyo. Por eso, he tenido que documentarme en: geografía, turismo, religión, geografía, arte, historia, arqueología, geología, economía, política,
filosofía, psicología, gramática, recursos humanos, deporte, protocolo y
gastronomía. Lo mío tenía más asignaturas que una carrera de Derecho. Quien
me iba a decir a mí, qué a mis años iba a tener que volver a estudiar.
Durante
todo ese tiempo, puedo prometer y prometo que, no he tenido a la musa Talia revoloteando
sobre mi cabeza y echándome unos polvos para inspirarme. Perdón, quería decir,
dispersando unos polvos por encima de mi cabeza, en que estaría pensando. Ha
sido un trabajo constante e intenso todos los días de la semana, incluidos
sábados, domingos y fiestas de guardar. Cuatro horas diarias de media, solo interrumpido en
contadas ocasiones, por las zancadillas de la vida y sus patadas en la espinilla.
También ha sido un trabajo gratificante, me lo he pasado en grande escribiendo.
Además, he tenido la oportunidad de sacar mi lado gamberro y de reírme de mi
mismo. Te lo juro por Snoopy.
El libro está redactado en primera persona, de forma simple pero capaz de transmitir estructuras complicadas. La idea es que sea cercano y fluido sin llegar a caer en la vulgaridad, que alcance todos los niveles de lectura, desde un zapatero remendón hasta el estudiante en Ciencias de la Fermentación. Espero haberlo conseguido.
El relato
pretende reflejar las situaciones vividas por sus protagonistas originales y,
aunque parezcan exageradas o distorsionadas, son las realidades que ellos me
han contado. Tan solo, han sido ligeramente retocadas en el baño para que
estuvieran presentables. En cambio, a los personajes de la trama únicamente he
tenido que describirlos, no han necesitado ni maquillaje ni bigudíes, son auténticos como como la vida misma. Y, para
finalizar, te voy a contar un secreto, pero no se lo digas a nadie. Acerca el
oído: “el humor esta en la trama, no en los chistes”.
Hasta
la próxima entrada y, no te cortes en los comentarios que, yo tampoco lo hare
en mis respuestas.
Bss.
P.D.:
No olvides suscribirte al blog, si no lo has hecho todavía. Sigue siendo gratis. Pero hazlo por la web porque la versión móvil no funciona.