30 septiembre 2021

Hablando de escritores, escribas y escribientes

 




Querido lector

 

Ya queda muy poco, pero aquí y ahora es el momento de hacer una declaración institucional: no soy escritor, ni escriba, ni escribiente. ¡Qué más quisiera! Yo me defino como un juntaletras que cuenta historias, a veces divertidas, a veces no. Probablemente, nunca llegué a ser escritor, al menos uno bueno. No me queda tiempo suficiente. ¿Qué no sabes de que demonios te estoy hablando? ¡Vale! Te propongo un trato, cuando termines de leer mi libro, empieza “Sin noticias de Gurb” escrito por Eduardo Mendoza, y cuando lo termines, charlamos. Solo te digo que va de un extraterrestre llamado Gurb que llega a nuestro planeta, se hace pasar por Marta Sánchez y se pierde en Barcelona. Si con esta breve sinopsis no te pica la curiosidad ya te digo que entonces el extraterrestre eres tú, sin ofender. Yo lo leí hace bastante tiempo, pero el otro día descubrí que Gurb es un municipio de la provincia de Barcelona. Gurb es a Cataluña lo que Teruel es a España, de modo que el título tiene un significado doble e irónico. Hasta en esto es bueno el autor.

    Actualmente, en el género de humor hay escritores españoles muy, muy buenos. Hay están para demostrarlo Pablo Tusset, R. R. López, Enrique Gallud, Ramón J. Sender, Elvira Lindo, Mamen Sánchez, Julio Muñoz Gijón, Juan Bas, Abel Amutxategi, Miguel Ángel Buj, Enrique Jardiel, David Generoso y la siempre enigmática Laura Norton, entre otros. Eduardo Mendoza es uno de los mejores, y no lo digo por decir. Ahí están la cantidad de trofeos que ha conseguido. Me lleva de ventaja veinte premios literarios de primer orden y un enorme bigote blanco. Ni en mis mejores predicciones podría alcanzar al maestro, al menos en los premios.

Dicen que hay dos tipos de escritores: los de brújula y los de cartas de navegación. Yo, por no tener, no tengo ni barco. Así que, me guio por el viento que sopla dentro de mi cabeza y me dirige hacia los mundos imaginarios que habitan dentro de mi loca abstracción. Me acabo de dar cuenta que si esto lo digo en la Edad Media me habrían metido astillas debajo de las uñas y después me habrían quemado en la hoguera. Menos mal que no estamos en la Edad Media.

    Y es que, para ser un escritor, lo que hay que hacer es escribir, escribir y escribir; y leer, leer, y leer. Yo soy primerizo y aunque he leído mucho no he terminado ni la primera estantería de la Biblioteca Nacional. Me queda mucho por leer y por escribir. Por otra parte, algunas personas aseguran que para ser un escritor hay que nacer con un don. En mi caso, no fue así. Haciendo referencia a un antiguo refrán, en mi casa como no había "din" me quede sin Don. Bromas aparte, os juro que no poseo ninguna gracia divina que me convierta en un escritor consagrado, ese poder solo recae en el cura que toma el vino y la hostia de la eucaristía. Lo que si tengo es una gran imaginación. Es cerrar los ojos y ver un elefante rosa en el pasillo tomando un helado de pimientos fritos o una grulla con traje de faralaes impartiendo la misa del gallo en plena sesión del congreso de los diputados. No tengo límites, ni para la imaginación ni para comer chocolate. Te lo juro por los curas y las monjas de la Costa Brava.

    Hasta la próxima entrada y, no te cortes en los comentarios que, yo tampoco lo haré en mis respuestas. 

 

Bss. 

 

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08 septiembre 2021

Para...






 

Querido lector,

 

En esta ocasión me voy a poner serio. Te voy a hablar de la parte más reservada y solemne del libro, las dedicatorias.

Para empezar, agradecimiento y dedicatoria no son iguales. El primero se usa para agradecer, para dar las gracias por algo. La segunda se utiliza para enamorar, emocionar o hacer reír, es decir, para crear un sentimiento. Además, hay que diferenciar entre la dedicatoria del libro y la dedicatoria autógrafa dirigida a cada uno de los lectores personalmente.   

Redactar la dedicatoria de tu libro es un momento íntimo y emotivo. Al fin y al cabo, consiste en plasmar un sentimiento personal de forma escrita. Y no es fácil. Lo normal es que al expresar emociones se nos atraganten las palabras. En mi caso concreto no ha sido así. Yo, ni soy una estatua de sal, ni he tenido atasco alguno, aunque haya sido el fragmento de la obra escrito con mayor pasión. No te voy a desvelar la dedicatoria de mi libro, no me gusta hacer spoilers. Tendrás que esperar a tener un ejemplar en tus manos para poder leerla, pero te voy a dar un par de pistas. Primera, en la próxima revisión médica, cuando los médicos me hagan una radiografía de pecho podrán comprobar que me falta un trozo de corazón. Se lo llevó la persona a la que dedico mi libro. Segunda, con mi mujer, mis hijos y mis nietos comparto el resto de corazón que me queda.

Por otra parte, una dedicatoria de puño y letra del autor dota al libro de un aura especial, lo vuelve personal, lo transforma en un objeto único. Pero por favor, no lo conviertas en una pieza de colección o en un objeto de deseo. Ni yo soy un escritor famoso, ni te van a pagar una millonada por el libro, al menos, mientras siga vivo. Después, "el muerto al hoyo y el vivo al bollo", todo se revaloriza, menos el muerto.

Las dedicatorias autógrafas exigen al escritor un alto nivel de inspiración e improvisación para que satisfaga las expectativas del lector. Pretender que cada ejemplar dedicado tenga una frase brillante, original, ingeniosa y particularmente cordial, es uno de los motivos que avoca a todo escritor hacia el insomnio de las mil y una noches. Espero estar a la altura de las circunstancias. Ten en cuenta que soy nuevo en esto, aunque haré todo lo posible para seguir durmiendo como un lirón. Lo prometo.

Hasta la próxima entrada y, no te cortes en los comentarios que, yo tampoco lo hare en mis respuestas. 


Bss. 

 

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01 septiembre 2021

Autocrítica con técnica constructiva antisísmica y humor








Querido lector, 

 

Escribir con humor no es cosa de risa, es una espada de doble filo y, como tal, corta por los dos lados. Yo he intentado dejar romos ambos bordes, pero no sé si lo he conseguido. Está demostrado que, el humor crea un vínculo entre escritor y lector y, que existe una fina línea entre la crítica irónica y la crítica satírica. En la primera, el lector se ríe; en la segunda, te quiere colgar de un pino.

 

Estoy seguro que, al día siguiente de la publicación de mi libro, algún hijo de la Gran Bretaña se sentirá ofendido por las opiniones vertidas en mi relato. Perdón a los ofendidos, ha sido “sin queriendo”. Dicho esto, la opinión forma parte de la libertad y de la personalidad del ser humano, al igual que las orejas grandes o el pene pequeño y por tanto hay que respetar la opinión, tanto del lector como del escritor, sin alusiones personales. El humor es como los colores, hay para todos los gustos. Cuantas veces te has preguntado: “¿De qué se ríe mi compañero de butaca, si la peli no tiene ni puñetera gracia?”. Por eso, he intentado evitar burlas e insultos directos a personas, mis críticas más satíricas han sido, sobre todo, contra hechos acaecidos y no, contra personajes o personajillos. De hecho, el tono más acido solo lo he empleado cuando he creído que se trataba de un aporte necesario y positivo para nuestra sociedad. 

 

Dice un dicho popular “Bienaventurados los que se ríen de si mismos porque nunca les faltará motivos de qué reírse”. Los seres humanos aprendemos a reír antes que hablar, pero reírse de uno mismo es otra cosa muy distinta, hay que echarle un par de huevos Kinder. Por cierto, no sé dónde he leído que el humor previene algunas enfermedades mentales, ya te digo yo que en mi caso no funciona. Ahora bien, no está demás dejarse llevar por el cachondeo si con eso conseguimos disminuir el número de enfermos mentales de nuestra sociedad que buena falta nos hace. 

 

El humor es el género chico de la literatura, aunque, no por eso, hay que menospreciar este género que tantos beneficios nos aporta. Actualmente no hay ningún escritor de best sellers que lo sea por sus novelas de humor, sin embargo, el segundo libro más leído del mundo “Don Quijote de la Mancha” escrito por Miguel de Cervantes Saavedra es una obra maestra y máximo exponente de la literatura de humor. ¡Qué ironía! ¿Verdad? Humor en estado puro.

 

Hasta la próxima entrada y, no te cortes en los comentarios que, yo tampoco lo hare en mis respuestas. 


Bss. 

 

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El día que perdí la virginidad

  Querido lector   ¡Por fin! Después de mucho tiempo y muchas vicisitudes, el pasado viernes día 14 de octubre de 2.022, dejé de ser virgen....