08 junio 2021

El arte de publicar sin morir en el intento









Querido lector,


Publicar o no publicar, e ahí la cuestión. Y, te aseguro que no es un asunto baladí. Creo que es la decisión más importante de un escritor y la más difícil de tomar. Alguien me ha dicho no hace mucho que, en todo libro hay una parte escrita que pertenece a la vida de su autor y, enseñar tus vergüenzas a los demás, no suele estar, entre los propósitos de año nuevo. El gen “intimidad” viene de serie en la raza humana, salvo excepciones, como Belén Esteban o la Pantoja de Puerto Rico.


Una vez que, has superado tus prejuicios, te has puesto de acuerdo contigo mismo y tomas la decisión de publicar, vienen los verdaderos quebraderos de cabeza. En el caso de los escritores noveles se denomina: “la gran novatada” o “la gran putada”. Toca entonces decidir si quieres hacer una autopublicación, una coedición o dejarlo todo en manos de una editorial tradicional. Cada una de las opciones tienen sus pros y sus contras que no voy a detallar ahora, para que no nos den las uvas. Pero, ¿Cuál he escogido? Yo soy un poco como Juan Palomo. Solo te diré que, sin tener ni repajolera idea, elegí autopublicar. ¡En qué hora!


Como su nombre indica, autopublicar significa hacerlo todo tú mismo, mejor dicho, hacerlo y/o gestionarlo todo. No te puedes hacer una idea de lo largo que es el proceso y la cantidad de decisiones a tomar. Con tu permiso, te lo voy a resumir. 


Todo empieza cuando escribes la palabra "Fin" en tu obra. Una vez terminado el manuscrito, hay que leerlo, releerlo y, volverlo a leer una tercera vez para dejarlo todo a tu gusto. Ya me lo sé casi de memoria. El siguiente paso es muy importante, hay que inscribirlo en el Registro de la Propiedad Intelectual como si fuese tu propio hijo, sangre de tu sangre. Perdón, creo que, esta vez me he pasado un pelín. Después, viene la corrección de todos los errores, lo puede hacer el autor o un profesional, pero, en cualquier caso, conlleva leerlo otras dos veces más, como mínimo. Al mismo tiempo, tienes que diseñar la portada. La puedes diseñar tú mismo si te gusta el chocolate con churros, o mandarla hacer a un ilustrador si eres más del té de las cinco acompañado por, sándwiches de salmón con pepino y queso, cupcakes y scones. Además, si quieres que tu libro tenga prólogo te toca redactarlo, aunque, lo ideal es encargarlo a un escritor consagrado para que otorgue algo de prestigio y credibilidad, a tu relato y a ti. A continuación, sigue la maquetación que, mira tú por donde, es diferente para un libro digital que para uno en papel. ¡Qué cosas! Todo el proceso hasta aquí se denomina "edición". Más tarde, le toca el turno a la propia publicación, puede ser en algún portal como: Amazon, La Casa del Libro, Fnac, Google, Bubok, Lulu o, donde te salga del fafarique. Y, por último, y no menos importante, la promoción de la obra en redes sociales, librerías y paradas del autobús. ¡Uf! Dejadme un punto y aparte para respirar. 


Ya... Como ves, el camino, desde que se acaba de escribir un libro hasta que tienes un ejemplar en tus manos o en una tablet, es largo cual esperanza de pobre. Lamento decirte que todavía falta algún tiempo para que puedas adquirir un ejemplar de mi libro, por eso, te ruego tengas paciencia. Todo en esta vida llega cuando tiene que llegar, ni antes ni después.

 
Hasta la próxima entrada y, no te cortes en los comentarios que, yo tampoco lo haré en mis respuestas.


Bss.

 

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